Los medios especializados no paran de dar avisos de un otoño que se puede presentar convulso si se tienen en cuenta ciertos indicadores. A la subida de tipos por parte del Banco de Suecia, la Reserva Federal, el Banco de Inglaterra y el anuncio de que será el camino para el Banco Central Europeo en los próximos meses, el contribuyente y ahorrador se pregunta, ¿en qué invertir ahora mismo?
Durante años, eran las acciones y los títulos bursátiles los que mejor fama tenían cuando se contaba con un asesor capaz de anticipar qué acciones subirían acorde también con la información del sector que se tenía en ese momento. Sin embargo, durante los últimos años la incertidumbre está lastrando todos los productos que buscan su índice en los parquets.
«Lo que está claro es que quien invierte hoy, dados los cambios de dirección que están tomando los productos más habituales y la devaluación de monedas – incluidas las llamadas criptodivisas – hacen que haya que pensar poco en el corto plazo y planificar inversiones a largo o medio plazo» explican desde inbestme.
¿Por qué ese planteamiento? Porque hay que tener en cuenta cuál es el objetivo de la inversión.
En primer lugar, se trata de buscar una forma de conseguir que el dinero que se dispone no pierda valor. Eso ocurre, como en el escenario actual, con épocas de inflación en las que el coste dispara el precio de los productos, devaluando el dinero.
Además, al invertir se busca una rentabilidad que mueva el dinero, es decir, que no quede estanco generando beneficios por sí mismo. Ya sea en productos con intereses pero sin riesgo, que probablemente tarden un tiempo en estar disponibles con las subidas de tipos de los distintos bancos centrales o bien con un riesgo que asume el inversor. Es el llamado binomio riesgo-rentabilidad como comentan en su blog.
Esto significa que las principales ganancias dependerán del riesgo que cada uno quiera asumir, sabiendo que es probable época de pérdida para llegar a una época de ganancia o bien apostando por una versión más tradicional y comedida en el que el riesgo es mínimo o nulo como en las cuentas remuneradas, los depósitos a plazos o incluso las letras del tesoro.
«Cada inversor debe conocer su perfil y saber qué está dispuesto a arriesgar. Si se apuesta por el riesgo pueden conseguirse mayores beneficios…o perder parte del patrimonio. Lo primero es tener en cuenta los importes y no poner en riesgo las finanzas personales. Siempre hay lugar para tratar de sacar partido, pero controlando cuánto capital se arriesga y hasta dónde está dispuesto a perder» comentan.
Un valor refugio que sigue en auge siguen siendo los metales preciosos y materias primas, bastante bien cotizadas en los mercados. Pero no son los únicos.
Entre las que conllevan cierto riesgo, y dado el valor actual tras su devaluación, están las criptomonedas que ya marcaron máximos hace apenas unos meses y que se prevé vuelvan a incrementar su valor a lo largo del 2023 auspiciadas por la incertidumbre del resto de productos en las bolsas internacionales. Apostar por las más fiables puede ser lo más coherente, aunque habría que revisar algunas que empiezan a despuntar también.
