Basada en una triunfante novela del ex agente de la CIA Jason Matthews, Red Sparrow ve a Lawrence interpretar a Dominika, una bailarina que danza en el Bolshoi y utiliza su posición para asistir a su madre enferma. Pero cuando un eventual la deja gravemente herida, halla su mundo en desconcierto, incompetente de bailar e incapaz de suministrar apoyo monetario. Su tío Vanya Matthias Schoenaerts posee una solución, que es si ella lo ayuda con un pequeño compromiso, él puede ayudarla a volver.
Aunque las cosas no salen como ella lo imaginaba y ella es espectador de un brutal asesinato. En lugar de asesinarla, Vanya la envía a una academia para gorriones, jóvenes prácticamente ex militares entrenados a quienes se les enseña a utilizar sus habilidades de atracción para lograr lo que quieren del enemigo, las clases contienen la selección de escudos y la información de pornografía S&M. Después de que muestra un desafío desacostumbrado, la eliminan y la envían a su primera gestión, seducir y coleccionar información de un secretario estadounidense Joel Edgerton. ¿Pero se logra confiar en ella?
Mientras que los pasajeros eran una catástrofe extraña, insuperable, y mi madre una falla conspirador, Red Sparrow no es puntualmente el jonrón con el que Lawrence lograría hacer actualmente. Pero está lejos de ser una catástrofe. Hay una indiscreta perversidad que se alza a la iniciación de la película durante un suceso de lluvia pasmosamente espeluznante y, a lo largo de todo, existe una voluntad extraordinaria de ir al límite de lo que es admisible en una película de estudio sincrónica. Hay desnudos frontales, infracciones violentas, incesto implícito, suplicios gráficas y una tenebrosa atmósfera sexual que lleva a una serie de instantes desagradables.
Pero por tantas veces como el director Francis Lawrence, quien gobernó a Lawrence por medio de tres de los cuatro capítulos de Los Juegos del Hambre, parece estar preparado a superar los límites, igualmente se está inmovilizando. Mientras que varios contenidos sexuales se muestran con una franqueza sorprendente, otras escenas se neutralizan.
