Cuando se habla de adolescentes parece que, en muchos casos, da un poco de miedo. Es una de las peores épocas en lo que a autoestima y sentimientos se refiere por su complejidad.
De hecho, es la base de la personalidad, de la búsqueda de quién se quiere ser y proyectar hacia terceras personas y, por supuesto, del tipo de relaciones sentimentales que puedan llegar con el tiempo y en el futuro.
Muchos son quienes piensan que los desamores son el único conflicto, pero tienen un poso mucho más profundo que, como bien saben en el Centro de Psicología Helena Calvo, es necesario atender también para dotarles de herramientas con las que conseguir entender, aprender y canalizar todos los cambios que conllevarán en sí mismos.
Las cifras de depresión adolescente cada vez son más altas gracias a diagnósticos más certeros y, también, a una concienciación social mayor al estado de la salud mental y a quitar el tabú a hablar de ello.
Ánimo decaído, irritabilidad, pérdida de interés por sociabilizar, trastornos del sueño o incluso problemas con la báscula son solo algunos de los avisos que puede traer consigo la necesidad de ponerse en manos de profesionales para comprender los cambios que traen consigo estos años.
La presión de las redes sociales, la exigencia académica, la incertidumbre laboral y, en algunos casos, las relaciones familiares o con el entorno son parte de la complejidad con la lidian cada día sin apenas herramientas sanas de gestión.
A eso, hay que sumar los problemas sentimentales que no solo vienen derivados por las relaciones de pareja que se van descubriendo en estos primeros años de vida adulta, sino también la relación compleja con los padres, de quienes se van alejando progresivamente en busca de esa independencia necesaria pero que, a veces, viene cargada precisamente por eso de reproches que no saben gestionar.
“Cada vez son más quienes vienen a terapias individuales o incluso de pareja a edades más tempranas. Por suerte, la sociedad ha entendido la necesidad de tener un equilibrio emocional sano para ser feliz y, por eso, buscan ayuda de profesionales que les enseñen a gestionar las emociones de forma saludable y les doten de herramientas que sirvan para sus momentos de incertidumbre en el día a día” explican.