Únicamente el 14,9% de los jóvenes se independizó en el primer trimestre de 2021

Sólo el 14,9% de los jóvenes españoles logró emanciparse de los hogares paternos en el primer trimestre de 2021, el dato más bajo desde 1998, según se recoge en la última edición del Observatorio de Emancipación Juvenil, elaborado por el Consejo de la Juventud de España.

El informe pone de manifiesto que este guarismo representa un “marcador unívoco de la precariedad que la juventud española arrastra de forma endémica”, una realidad que comenzó en 2008, cuando la crisis económica “ya lastró de forma permanente las trayectorias vitales de toda una generación”, y que se ha visto agravada tras el estallido de la pandemia, que ha provocado que las personas jóvenes “se encuentran en una situación de partida más precaria que la de la generación que las precedió”.

No obstante, este dato no es consecuencia única de la pandemia del coronavirus, ya que se observan 14 años consecutivos de caída de este guarismo, desde que en 2007 el 26,1% se había independizado.

Esta edición del Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud de España plantea una paradoja sobre el paro juvenil, ya que, a pesar de que la tasa de empleo de las personas jóvenes subió en el primer trimestre de 2021 cinco puntos respecto al año anterior hasta el 38,4%, este incremento no fue suficiente para recuperar los niveles previos a la pandemia, produciéndose al mismo tiempo, un aumento de un punto de la tasa de temporalidad, con el consiguiente agravamiento de la precariedad.

A pesar de que los problemas para emanciparse y para contar con un trabajo digno provocan elevadas tasas de pobreza juvenil, este guarismo disminuyó en la oleada de este informe (del 31,7% al 30,3%), dejando de ser el grupo de edad con mayores probabilidades de ser pobre al ser superada por la población menor de 16 años (31,2%).

Los datos del trabajo muestran que el retroceso en la emancipación estuvo en parte motivado por los jóvenes que ya se habían independizado porque sus trayectorias de independencia se hicieron inviables.

Así pues, los hogares jóvenes con un mayor nivel de precariedad fueron los más afectados por esta crisis y, previsiblemente, lo que fueron reabsorbidos por sus hogares de origen. De este modo, al eliminar este modelo de hogares de la proporción de jóvenes emancipadas el riesgo de pobreza para el colectivo es mejor, porque permanecen emancipados los jóvenes con más recursos económicos.

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En ese sentido, atendiendo a otros indicadores que se formulan con datos más cercanos en el tiempo, casi uno de cada diez jóvenes vive en un hogar con “carencia material severa”, lo que coloca a la juventud dos puntos por encima de cualquier otro grupo etaria en esta categoría y la retrotrae a niveles muy similares a los que se encontraban durante la crisis de 2008.

Ante esta situación, el Consejo de la Juventud, deploró que la franja etaria de los 18 a los 23 años no tiene acceso al Ingreso Mínimo Vital (IMV) y que para muchos de edades superiores es imposible acreditar algunos de los requisitos de acceso a esta prestación, los cuales son más restrictivos que para el resto de la población: acreditar tres años de emancipación para solicitarla frente al año para quienes tienen más de 31 años, “una discriminación arbitraria y que dificulta todavía más el acceso del colectivo”.

Por otro lado, la inestabilidad laboral y el escaso poder adquisitivo hacen que el acceso a la vivienda sea una “meta improbable” para los jóvenes, ya que, considerando la frontera económica de solvencia que establece que no ha de dedicarse más del 30% de los ingresos del hogar a los gastos de vivienda, la única opción para la emancipación sin riesgo de sobreendeudamiento de los jóvenes en el primer semestre de 2021 era compartir piso con varias personas.

Durante los primeros seis meses de este año, un joven que quisiera emanciparse en solitario dedicaría, de media, el 81,9% de su sueldo al alquiler o debería ajustarse a una superficie máxima tolerable de 29,3 metros cuadrados.

En el ámbito territorial, se observa que la reducción de la tasa de emancipación varía en función de las comunidades autónomas, siendo Extremadura el territorio donde el descenso ha sido menor (-0,8%) y La Rioja el lugar donde la caída fue más pronunciada (-7%).

(SERVIMEDIA)

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